¿Vive Colombia, viaja por ella?

La seguridad hoy es una causa por la que hay que pensarlo dos veces antes de viajar.

Cinco días festivos que caen en lunes tiene Colombia entre junio y agosto de 2024. Es decir, 5 puentes, dos de ellos seguidos, idóneos para pedir vacaciones sin gastarse muchos de los 15 días libres que anualmente tiene por derecho un/a trabajador/a formal. No obstante, el colombiano promedio poco aprovecha las vacaciones para viajar. El consolidado más reciente de Anato, según datos del Dane, muestra que en 2023 viajaron por turismo dentro del país 750.000 connacionales de quienes viven en Colombia. O sea, solo el 8 % del total de viajeros. Si bien esta cifra es 25 % superior respecto a la de 2022, también es 18 % inferior a la de 2019.

Es decir, el turismo interno no ha superado aún los rezagos de la pandemia. Y no es que los colombianos no quieran viajar, sino que les falta plata para poder darse ese gusto. Al menos esas son las pistas que dan las cifras: el 58 % de los viajeros no pagaron hospedaje, pues se quedaron en casas de familiares o amigos; solo el 15 % viajó en avión, y el promedio de noches de viaje disminuyó de 4,5 a 4,2. Ahora, como si la falta de plata no fuera suficiente, la de seguridad se suma a las causales por las que de nuevo hay que pensarlo dos veces antes de viajar.

La semana pasada una amiga cercana me contó que su hija y un grupo de amigos de ella tuvieron que salir escoltados de Palomino, debido al paro armado de las Autodefensas conquistadoras de la Sierra Nevada, que hizo de los caseríos de la zona pueblos fantasma. Los portales Guajiranews.com y Diariodelnorte.net registraron que dicho paro se llevó a cabo no obstante el pie de fuerza desplegado por el Batallón de Infantería de Cartagena. Por los mismos días hice averiguaciones sobre la situación en San Jacinto, Bolívar, a donde quisiera ir a disfrutar del Festival de Gaitas, pero la respuesta fue que transitar por la carretera que conecta al municipio con Cartagena, especialmente de noche, no es recomendable. Mensajes parecidos llegaron al averiguar sobre Guainía, Guaviare y Vichada.

Me preocupé, pero pensé que quizá quienes me aconsejaron tuvieron exceso de precaución, quizá pensando que una persona con reconocimiento público puede correr riesgos adicionales a los de quienes gozan del anonimato. Rápidamente me di cuenta de que ese no era el caso, pues justamente hace una semana el Consejo Turístico Colombiano (CTUR) emitió un comunicado en el que llamó al Gobierno a trabajar conjuntamente para mejorar la seguridad del país, pues han observado un “incremento alarmante en los incidentes de inseguridad, que afectan directamente a la industria del turismo… con atentados, robos y actos violentos que ponen en riesgo la vida de ciudadanos, turistas y empleados… y que ya se ve reflejado en cancelación de reservas, disminución de visitas y cierre temporal de algunos establecimientos…”, por lo que instaron al Gobierno a “tomar medidas urgentes y reanudar la Mesa de seguridad turística que se reunió por primera vez a mediados del año pasado”.

En contraste con esta parte de la realidad, el presidente Petro ha preferido destacar recientemente otras cifras, también del Dane, que son positivas por el significativo aumento de la llegada de turistas internacionales. Estas indican que en 2023 el sector tuvo un valor agregado de 33,2 billones de pesos, el más alto desde que se hace la medición, en 2015. Esta otra parte de la realidad, si bien es plausible, no debe analizarse aisladamente, especialmente cuando el objetivo es que Colombia ‘se convierta en una potencia mundial de turismo’. De lo contrario, no solo los colombianos tendremos que volver a encerrarnos en las ciudades principales, o, quienes puedan, gastarse su dinero de vacaciones fuera del país, sino que la celebrada llegada de extranjeros puede convertirse en ‘flor de un día’. ¿Será que este gobierno se anima a hacer su propia versión de ‘Vive Colombia, viaja por ella’ o les dará la razón a quienes piensan que la seguridad es un asunto ‘de la derecha’?

Claudia Isabel Palacios Giraldo

AnteriorEl hombre que te mata
SiguienteQuedan cinco años