Marzo, balance en 5 partes

Quienes, como yo, promovemos la equidad de género no buscamos venganza, ni una guerra de los sexos.

Parte I
Baño de realidad:

– “¿Por qué siguen hablando de eso de equidad de género si las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres?”, me pregunta mi sobrino, que tiene 10 años.

– “Deje ese vocabulario inclusivo, que le queda mal habiendo pasado por la academia”, me ordena alguien en Twitter porque escribo “los/as”, cuando quiero hacer énfasis en que me refiero a hombres y mujeres.

– “¿Cuándo invita a hacer un live a alguien que no comparta la ‘ideología de género’?”, me dice por Instagram un hombre, a propósito de los en vivos que hice durante marzo, con hombres que leyeron mi libro HemBRujaS.

– “¿Y qué dice la que habla dizque de equidad de género?”, me cuestiona otra persona, a propósito del video en el que se ve a una mujer dándole una cachetada a un policía. “Se merecía que el policía le respondiera igual”, sentencia el usuario.

– “¿Lo de la equidad que usted promueve también aplica para que a las mujeres les aumenten la edad de pensión, y queden así igual que los hombres? Me pregunta otro tuitero.

– Un anuncio publicitario de una marca de papas fritas dice: ‘¿Todavía virgen?’, al lado de la foto de una joven mujer a punto de meterse una papa a la boca.

Parte II
Marzo en mi mundo:

Dar conferencias, moderar foros, generar conversatorios y asistir a eventos sobre equidad de género todos los días del mes, para conmemorar el Día de la Mujer. Reacción general: aplausos, reconocimientos, conmovedores testimonios de aceptación e interesantes propósitos de modificación de comportamientos.

Parte III
De mi mundo para la realidad:

Quienes, como yo, promovemos la equidad de género no buscamos venganza, ni una guerra de los sexos. La equidad de género nos beneficia a todos/as. Por ejemplo, las empresas serían 20 % más rentables si tuvieran más mujeres en posiciones de liderazgo, según la OIT; el PIB del mundo sería 35 % más alto si las mujeres accedieran al mundo laboral en condiciones de equidad, según el FMI; los hombres estarían menos expuestos a siniestros viales, muertes por enfermedades prevenibles, homicidios, condenas a prisión y suicidios si cambiáramos la forma de educar sobre masculinidad y feminidad, según la OMS. Todo eso se puede lograr si acabamos con la violencia de género, el acoso sexual y los sesgos inconscientes, si alcanzamos la equidad salarial y tenemos más mujeres en posiciones de liderazgo, si mejoramos el acceso al crédito y a internet para las mujeres, si implementamos la economía del cuidado, etc., etc. Las críticas son bienvenidas, pero hay que empezar por escuchar sin prejuicios, por dejarse cuestionar y autocuestionarse.

Parte IV
De mi mundo para otros mundos como el mío:

También tengo rabia, pero los métodos violentos solo servirán para alentar a quienes promueven el retroceso en derechos, que con tanta fuerza se asoman desde ámbitos civiles y políticos. Apostar por la pedagogía amable y divertida no implica ingenuidades, ni complacencias.

Parte V
¿Después de marzo qué?

Seguir. Marzo es solo una oportunidad para poner el tema en primer plano, pero las tareas pendientes son múltiples y no dan espera. Una de ellas, mi prioridad, es aprender a persuadir a quienes cada día nos dan, a mí y a los miles de mujeres que trabajamos por la equidad de género, ese baño de realidad que evidencia que para mucha gente, este tema solo tiene parte I.

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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