Con dos buenas noticias para las mujeres empezó el 2018. La primera es el ingreso de una de las píldoras anticonceptivas de emergencia a la lista de control de precios. Es la del principio activo Ulipristal, que no está incluida, como sí lo están las del principio activo levonorgestrel, en el plan obligatorio de beneficios en salud. Por esta razón, si una EPS suministra esta pastilla a una paciente, puede recobrarla al sistema de salud. A varias EPS se les estaba yendo la mano en ese cobro, que llegó hasta los 184.000 pesos por una dosis de 30 miligramos. Ahora no podrán cobrar más de 89.160 pesos por la misma dosis.
El impacto de la reducción del costo es importante, ya que el Ulipristal tiene una efectividad mayor que el levonorgestrel en la prevención del embarazo por relaciones sexuales sin protección. La de este último es de alrededor del 85 %. Valga anotar que este precio no quedó regulado para venta al detal en farmacia, y que estas venden los medicamentos en promedio un 8 % por encima de los precios regulados.
Sería un buen siguiente paso que se regule también el precio en droguerías, ya que casi la totalidad de las compras de las llamadas ‘píldoras del día después’ son gasto de bolsillo, es decir, aunque la mujer tenga EPS, prefiere pagar por su cuenta la pastilla que someterse al trámite de pedirla a su entidad promotora de salud.
Precisamente por esto, otro paso necesario es que el Minsalud ponga en cintura a las EPS y a las IPS, pues en recientes visitas que hizo a hospitales de 10 departamentos encontró que no tenían disponibles los anticonceptivos de mayor adherencia ni los de emergencia, ni siquiera los que hacen parte del Plan de Beneficios en Salud.
“En recientes visitas que Minsalud hizo a hospitales de 10 departamentos encontró que no tenían disponibles los anticonceptivos de mayor adherencia ni los de emergencia.”
A pesar de estas falencias, podrían venir más buenas noticias en cuanto a acceso de anticonceptivos, pues en febrero las farmacias deben reportar los precios a los que vendieron durante el último año los dispositivos para prevenir el embarazo, desde condones hasta la T hormonal. Y si el Ministerio encuentra cobros por encima de lo que considera justo, estos dispositivos entrarán en la lista de precios regulados.
Cada paso que se dé en acceso a anticonceptivos es un paso a favor del derecho de la mujer a su libre desarrollo, algo que está casi garantizado para las más educadas y más pudientes, entre las que el índice de embarazos no deseados ha bajado; mientras que para las más pobres y menos educadas es un imposible que las condena a maternidades que no planearon.
La segunda buena noticia es el fondo de 13 millones de dólares creado por un grupo de artistas para asistir a personas que quieran denunciar acoso sexual. Si bien esto es en Estados Unidos, abre una puerta que motiva a mujeres de otras latitudes a desplegar su solidaridad para acabar con esta práctica a la que el 2017 le marcó un antes y un después.
En Colombia vale la pena destacar el trabajo de Sisma Mujer, que desde 2012 asesora legalmente, gratis, a mujeres en esta situación, y ya reporta que en 2017 se triplicaron las solicitudes de ayuda respecto al año anterior.
Y si bien la impunidad es evidente –de las 1.840 denuncias de acoso sexual recibidas por la Fiscalía en todo 2016 y hasta marzo de 2017 solo se ha llegado a 28 condenas, y el 96 % de ellas fueron archivadas–, el rechazo colectivo, visibilizar a los victimarios y lograr que la justicia imponga condenas por eso que algunos ven como sutilezas de mal gusto y groserías nos llevará a tener un 2018 con más mujeres empoderadas para hacerse respetar y para denunciar; y con más hombres conscientes de la cantidad de prácticas cotidianas con las que echan a perder la sana convivencia entre los géneros.
CLAUDIA PALACIOS