Reclutamiento: se tiran la pelota

El Día Mundial de la Infancia llega en la ebullición por la muerte de 15 menores en bombardeos de la Fuerza Pública contra grupos al margen de la ley.

Hoy es el Día Mundial de la Infancia, una fecha que en el caso de Colombia no puede ser una celebración por los 36 años de la aprobación de la “Convención sobre los Derechos del Niño”, sino un lamento en el que cada grupo de la sociedad debería expresar su vergüenza por la indolencia frente al bienestar de la niñez. La fecha conmemorativa llega justo en la ebullición por la muerte de 15 menores de edad como consecuencia de bombardeos de la Fuerza Pública contra grupos al margen de la ley.

El patrón subyacente de las reacciones en que todos ‘se tiran la pelota’ de la responsabilidad sobre el reclutamiento infantil. En la publicación de X en la que el presidente Petro pide perdón a las madres de estos/as niños/as, dice: “… Hacer trizas la paz abrió de nuevo el camino para el fortalecimiento de los grupos armados de la codicia y estos hicieron del reclutamiento de niños su estrategia para defenderse con cobardía”.

Dado que es sabido que al usar la frase ‘hacer trizas la paz’ se refiere al gobierno de su predecesor, debo decir que si bien no encuentro ninguna fuente distinta a su propio gobierno que defienda la política de Iván Duque en materia de prevención del reclutamiento, si nos atenemos a las cifras verificadas, la disparada de este fenómeno contra la niñez, aunque empezó en el gobierno Duque, se exacerbó en el gobierno Petro.

Desde 2019, según datos que entregará hoy Unicef, ha habido 1.200 casos de reclutamiento infantil por parte de grupos armados ilegales, de los cuales 453 fueron solo en el 2024, cuando ya Gustavo Petro llevaba dos años gobernando. Tiempo suficiente para haber detenido las consecuencias de la supuesta política de hacer trizas la paz y para que su política de paz, la “Paz Total”, arrojara al menos un alivio en todas las formas de violencia, entre ellas el reclutamiento infantil. Pero no, durante la vigencia de esa política este delito se ha disparado.

Entonces, una vez más el Presidente dice una verdad a medias, lo cual es una forma de decir mentiras. De las demás reacciones también es clara la necesidad de tirarles la pelota a otros: El ICBF le respondió a la Federación para el Estado de Derecho que hace programas de prevención del reclutamiento en los 32 departamentos, pero que no es su competencia buscar a los menores de edad reclutados; el ministro de Defensa aseguró que los bombardeos están permitidos por el DIH y que hay que enfocar el rechazo en los grupos que reclutan a la niñez. Y sí, puede que todo eso sea cierto, pero el problema sigue ahí.

Mención aparte merece alias Iván Mordisco, quien tuvo el descaro de anunciar ‘… juicios revolucionarios a los responsables materiales e intelectuales del asesinato de los niños…’ y de enviarles ‘un abrazo solidario’ a las familias. ¿No habrá oído a sus excompañeros desmovilizados de las Farc, quienes en julio de este año dijeron ante la JEP –que documentó más de 18.000 casos de reclutamiento infantil por parte de esa guerrilla entre 1996 y 2006– que esto “fue un hecho injustificable” que marcó la vida de estas personas de “manera irreversible”? ¡Él sí que lo sabe, porque entró a las Farc siendo menor de edad, pero ni modo de decirle que se remita a su propia historia, pues ha de estar muy orgulloso de ella!

En fin, como lo documentó la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los DD. HH., los grupos ilegales reclutan usando estrategias como hacer fiestas de 15, partidos de fútbol o videos de TikTok en los que usan canciones comerciales que aluden al uso de armas y economías ilegales. Todo eso es música para los oídos de adolescentes expuestos a precarias condiciones de vida y/o a violencia intrafamiliar. ¿Qué tal si en vez de estarnos tirando la pelota hacemos una estrategia público-privada-social a gran escala que les ofrezca algo aún más atractivo a los menores de edad vulnerables al reclutamiento?

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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