¿Para repensar la pensional?

Se está abriendo un camino que evidencia que está mejorando la autonomía de la mujer sobre su cuerpo.

Sé que es discutible si la histórica caída en natalidad que tuvo Colombia en 2022 es buena o mala noticia. Quienes vemos como positivo que los 569.311 bebés que nacieron el año pasado representen 7,7 % menos que los nacidos en el antepasado priorizamos consideraciones sobre impacto ambiental y autonomía de la mujer, entre otras cosas; mientras que quienes aseguran que es un dato negativo generalmente se refieren a la pérdida del llamado bono juvenil y a sus implicaciones en los sistemas de pensión tradicionales, además de otros factores.

Pero lo que sí no tiene discusión es lo positivo que es que, por primera vez desde que se llevan registros, el porcentaje de bebés nacidos de mujeres entre los 30 y los 34 años fue superior al de los nacidos de mujeres entre los 15 y los 19 años. Es decir, pareciera que se está abriendo un caminito que evidencia que está mejorando (o desempeorando, si me aceptan el término) la autonomía de la mujer sobre su cuerpo.

Los nacimientos de mujeres de entre 15 y 19 años fueron 16,4 % del total, mientras que los de mujeres de entre 30 y 34 fueron 17,9 %. Esto se relaciona directamente con el aumento de 5,2 % en nacimientos de mujeres con nivel educativo de posgrado y es positivo porque está demostrado que cuando las mujeres tienen sus hijos luego de tener mayor nivel académico, aumenta la probabilidad de que estos tengan mejores condiciones de vida. Si a esto se suma que en 2022 no hubo nacimientos en niñas de 10 años y que la natalidad de 10 a 14 años se redujo en 19,1 %, el panorama luce esperanzador, aunque no es para cantar victoria. De hecho, hubo 21,4 % más nacimientos en niñas de 11 años, una estadística aterradora que, no obstante, no debe opacar lo positivo de los avances antes mencionados.

De otra parte, si bien lo más llamativo del informe del Dane 2022 sobre natalidad fue la histórica caída ya comentada, el documento tiene un montón de datos que a primera vista son curiosos, pero que sirven para preguntarse por posibles tendencias nacientes. Les comparto algunos. Únicamente en 4 semanas del 2022 hubo más nacimientos que en esas mismas semanas del 2021: Las primera y tercera de enero, la última de marzo y la primera de abril. En todas las demás la caída fue significativa. Incluso la semana 37 (la primera de septiembre), que históricamente es la de mayor número de nacimientos al año, registró 2.141 nuevos bebés menos que la misma semana del año anterior. Un dato llamativo si se tiene en cuenta que esos son los bebés ‘hechos’ en diciembre. ¿Será que los vientos navideños no están acercando a las parejas como antes?, ¿o es solo cuestión de que están menos interesadas en darse un nuevo integrante de familia como regalo navideño?

El caso es que fueron 47.603 nacimientos menos que en 2021, una buena parte de ellos por la reducción de más del 51 % en los partos de mujeres residentes en el exterior –la mayoría de ellas venezolanas (de 8.828 a 4.285)– y en los de migrantes de la misma nacionalidad residentes en Colombia, que cayeron casi 28 %; un porcentaje que quintuplica la caída de natalidad de este grupo de población en el año inmediatamente anterior. En contraste, la disminución de nacimientos en madres colombianas fue de 4,7 %, más del doble que el año pasado, pero inferior a las caídas de 2020 y 2019. El único departamento donde aumentaron los nacimientos fue San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde curiosamente se rompe una tendencia: mientras que en el archipiélago nacen 83 niños por cada 100 niñas, en Colombia y en el mundo esa relación es de 106 por 100. Se acaba el espacio, pero termino pensando si con estos datos habría que darle una revisada a lo propuesto por la reforma pensional, de modo que sea más acorde con los cambios abruptos y acelerados que nos están mostrando las tendencias de población.

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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