Ni solidaridad de cuerpo, ni matoneo.

El general Palomino tuvo que haber hecho más y más pronto para investigar y sancionar a los responsables de la Comunidad del anillo, pero pareciera que no lo hizo por aquello que llaman “solidaridad de cuerpo”, práctica tan conocida y de tan funestas consecuencias en instituciones de gran tradición, como la fuerza pública o la iglesia.

En otras palabras, la interpretación negativa de dos conocidos dichos: “Entre bomberos no nos pisamos las mangueras”, y “la ropa sucia se lava en casa.” Pero hasta ahora lo único que vincularía a Palomino con tener alguna responsabilidad directa en la existencia de esa sociedad de favores sexuales a cambio de ascensos es el testimonio no probado de un coronel que habló luego de ser sancionado por la institución. Por tanto, es matoneo señalar al general de homosexual. Vale esperar que el general Palomino pague si es culpable de lo que se le acusa, o pueda seguir con su vocación de servicio diciendo “Dios y Patria” desde la vida civil.

A Vicky Dávila le ha caído el mundo entero, colegas incluidos, por haber publicado un video de corte homosexual como si fuera la prueba reina de una investigación que ella y su equipo han venido haciendo con seriedad y valentía, pero que no prueba ni la existencia de la Comunidad del anillo, ni la relación de ésta con congresista alguno. Los periodistas que consideramos que ella falló gravemente no podemos por “solidaridad de cuerpo” quedarnos callados, defender su decisión, o dejar de reconocer que un hecho así debe tener consecuencias, pues hacerlo sería aprobar que se siente el precedente de que el periodismo tenga permiso de violar la vida íntima de las personas por el mero morbo que ello despierta. Pero es matoneo mandar a la hoguera a una colega cuyo trabajo ha sido valioso y ejemplar durante la mayor parte de su carrera, más en un país donde son contados los puestos de trabajo en los medios de comunicación más grandes e influyentes, pues hay duopolio en la radio y en la televisión. Vale esperar que Vicky pueda pronto reinventarse, y continuar, lección aprendida, con su trabajo de “periodista periodista”.

Y en cuanto al exsenador y exviceministro Ferro, -protagonista del famoso video- se trata de un asunto íntimo, netamente familiar, que en nada afecta el interés público. Por eso quienes no comprendemos que su esposa, aún con el argumento de proteger a sus hijos, haya salido a defenderlo amorosamente, en algo que se podría llamar “solidaridad de cuerpo familiar”, debemos pensar que si estuviéramos en esa situación agradeceríamos que nos dejen solucionar el asunto sin la mirada inquisidora, los comentarios burlescos y todo el matoneo aquel de quienes se sienten dueños de la moral y desconocen los hechos que ocurren de puertas para dentro de un hogar. Vale que hagamos el ejercicio de que nos tenga sin cuidado lo que Ferro y su esposa decidan sobre el tipo de familia que quieren ser “hasta que la muerte los separe”. 

En temas de preferencias sexuales, algo tan íntimo en parte porque es vedado socialmente, nadie puede hablar de lógica, y creo yo que la única regla que aplica es la que debe aplicar para todo, aquello de que la libertad individual llega hasta donde empiezan los libertades de los demás.

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Caleña de nacimiento, palmireña de crianza y bogotana por adopción. Fui Scout, cantaba y quise ser actriz... pero me dediqué al periodismo... y fue una buena decisión.