A tomarse ‘la regla’ en serio

Si bien el periodo menstrual puede provocar dolor, este no tiene por qué ser incapacitante.

El desempleo de las mujeres, que tiene su mayor causal en la desigual distribución de las cargas del cuidado, tiene además otras causales que ‘pasan de agache’. Una de ellas es la endometriosis, enfermedad con la que han sido diagnosticadas 3’500.000 mujeres en Colombia y que padecerían otras 1’500.000 que aún no han recibido el apropiado dictamen, a pesar de tener los síntomas.

Los datos son de la Asociación Colombiana de Endometriosis e Infertilidad, que en un reciente estudio encontró que en Colombia un diagnóstico de esta patología tarda entre 8 y 10 años y que cuando por fin se da es porque la mujer ha sido tratada sin éxito de otras dolencias, como colon irritable. También suele suceder cuando las pérdidas son irremediables, como la extracción del útero por una valoración errónea, el abandono de la pareja por causa del deterioro de la vida sexual asociado a los coitos dolorosos que puede provocar esta enfermedad, o el haber atentado contra la vida dados los dolores insoportables que padecen muchas de las mujeres con endometriosis.

De hecho, el 60 % de las mujeres con dicha patología sufren depresión o ansiedad, no solo por el dolor sino por la frustración de no poder tener hijos, a tal punto que la cuarta parte de los casos de parejas con infertilidad tienen como causal la endometriosis de la mujer. Para completar el panorama de este mal invisible para el común de la sociedad, la misma asociación encontró que el 40 % de las mujeres con esta dolencia han perdido su trabajo por esa causa, debido al alto ausentismo laboral, y que esta es cada vez más común en mujeres menores de 25 años e incluso en niñas desde su primera menstruación.

Cambiar esta realidad está en manos del Congreso de la República, que ya dio tres debates al proyecto de Ley Endometriosis Colombia, en todos aprobado por unanimidad, pero que si no da el cuarto antes de que termine la presente legislatura pone en riesgo su aprobación.

El articulado apunta a crear protocolos de diagnóstico temprano, pues si bien la enfermedad no tiene cura sí tiene mejor manejo si se descubre a tiempo; a ampliar las opciones de tratamiento, que hoy en día se circunscriben solo a lo hormonal y a lo quirúrgico; y a que se haga pedagogía menstrual, pues los tabúes sobre la menstruación son una de las causales que retrasan el diagnóstico.

En otras palabras, apunta a que hablar de menstruación deje de ser un tabú, empezando por entender que si bien el periodo menstrual puede provocar dolor, este no tiene por qué ser incapacitante ni demasiado abundante, y que tener dolor y estar ‘enferma’ no es natural al ser mujer. Entonces, señoras y señores congresistas, sabemos que tuvieron que priorizar la discusión de la reforma tributaria y que hay varios otros proyectos más ‘taquilleros’, pero nada de eso es excusa para no tomarse ‘la regla’ en serio.

Y OTRA COSA: a Hilary Castro, gracias por su valentía; igual que a la mujer que grabó a su agresor sexual en el Metro de Medellín, y a los miembros de familia del colegio Juan Lozano que protestaron por el abuso sexual de un profesor a niñas de ese establecimiento. La respuesta a estas personas tiene que superar la indignación y no se puede desviar en el entendible rechazo al bloqueo y vandalización del transporte público por algunos grupos feministas. No sé si el abuso sexual es más común ahora o si solo hay más mujeres denunciándolo; lo que es claro es que no podemos seguir permitiendo que se convierta en una estadística más, de las que nos aterran pero nos insensibilizan, como el maltrato infantil, los homicidios o los desplazamientos. No quiero que pase y no lo justificaría, pero temo que una causa que ha sido histórica y mayoritariamente pacífica, como es el caso del feminismo, se vuelva otra de nuestras guerras.

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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