Un parecido Petro – Duque

Colombia no se puede dar aún el lujo de dejar enterrado su motor de desarrollo más certero.

El presidente Petro está cometiendo un error muy parecido a uno que cometió el presidente Duque. Mientras que Duque se gastó casi todo su primer año de gobierno en sacar adelante las polémicas objeciones a la JEP, con el argumento de que estas habían sido una promesa de campaña, Petro, que no ha completado 15 días en el cargo, está empeñado en cumplir una de sus más controversiales promesas: frenar la exploración de hidrocarburos. Desde luego, no es per se un error cumplir lo ofrecido en campaña, pero cada gobernante debe mirar más allá del círculo de quienes lo aplauden para entender qué lo llevó a ganar y hasta dónde puede llegar para acertar en eso de ‘gobernar para todos’, algo que tanto Duque como Petro ofrecieron en sus discursos de posesión. Quien pasa de ser candidato a presidente debería hacer el ejercicio de evaluar cada una de sus promesas a la luz del país que recibe.

¿Creyó Duque que los más de 10 millones de personas que votaron por él lo hicieron para que sacara adelante las objeciones a la JEP?, ¿no pensó que para buena parte de sus electores la motivación primordial fue evitar que ganara Petro?, ¿se preguntó qué impacto tendría cumplir esa promesa frente al país representado por los 8 millones de personas que votaron por su contendor?

Cuatro años después, ante la analogía que veo, me pregunto: ¿cree Petro que los más de 11 millones de personas que votaron por él lo hicieron para que acabara con la exploración de combustibles fósiles?, ¿no ha pensado que para buena parte de sus electores la motivación, antes que parar la exploración de hidrocarburos, fue primordialmente acabar con el continuismo?, ¿se ha preguntado cuál es el impacto de cumplir esa promesa frente al país representado por los más de 10 millones de personas que no votaron por él?

A Duque, cumplir la mencionada promesa le consumió buena parte de su capital político, lo que además fue en vano, pues el Congreso, con el aval de la Corte, tumbó por un voto las objeciones a la JEP. A Petro, no obstante las mayorías logradas en el Legislativo y de su alta popularidad, cumplir su promesa le puede salir caro, ya que implica poner en riesgo los recursos más seguros que tiene Colombia para hacer la inversión social con la que este gobierno ha generado muy altas expectativas.

La diferencia es que mientras que a Duque esa coherencia le restó popularidad, a Petro la suya se la podría aumentar, pues la mayoría de la gente quiere sentir que está del lado de los que cuidan el ambiente, y un ciudadano promedio no tiene el conocimiento científico, técnico y financiero, para cuestionar cómo se hace tal cosa. No obstante, lo que sí sabe cada persona es que no quiere o no puede pagar más por la comida, el transporte o la vivienda, aunque desconozca la relación entre el potencial aumento del precio de estos bienes y la no exploración y explotación de hidrocarburos.

No me tomen a mal, sé que el calentamiento global es una realidad y soy categoría ‘intensa’ en lo que se refiere a contribuir para cuidar el planeta: compost con los desechos orgánicos, ‘botellas de amor’ con todo el plástico que consumo, reciclar, reducir y reusar todo lo que puedo, pero para mí es claro que Colombia no se puede dar aún el lujo de dejar enterrado su motor de desarrollo más certero.

Otra cosa es que las compañías que exploran y explotan deban hacerlo de una manera más amigable con el ambiente y con las comunidades, así como lo que se les podría exigir para que apuesten de manera aún más acelerada por la transición energética. Por ahí debería empezar la conversación, con la misma paciencia que el Gobierno propone para otros temas complejos, como las invasiones de tierras. Pero con el afán con el que se aprestan a cumplir la promesa, ni dan las cuentas ni convencen los argumentos… y sufrirá Colombia.

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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