Igualdad con ‘plastilina’

¿Es justo que las mujeres tengan que cotizar las mismas semanas que los hombres y en 5 años menos?

Ahí sí no hablan las mujeres de igualdad’, escuché a varias personas decir con tono de protesta cuando se conocieron los conceptos enviados a la Corte respecto a la demanda del abogado Diego López Suárez, quien pide que a las mujeres se les exijan 300 semanas menos de cotización que a los hombres para pensionarse. A quienes les parece que apoyar esta solicitud es una incoherencia de quienes trabajamos para que no haya discriminación por razón de género, los invito a tomarse un rato para entender qué significa la igualdad, al menos en lo que a desafíos sociales se refiere, como es el caso de la igualdad de género.

¿Quizá con el siguiente ejercicio sea simple entenderlo: imagínese una pista de atletismo. Ahora piense que cada uno de los carriles tiene una o varias de estas características: grietas, huecos, barras de salto, cinta aceleradora como la de los aeropuertos, piedras, tierra, alfombra, etc. Piense también que al comienzo de cada carril están los zapatos con los que debe correr la carrera la persona que se pare en él: tenis, zuecos, tacones, chanclas, etc. Y por último mire hacia la meta y dese cuenta de que el punto de llegada para todos/as los/as participantes es el mismo. ¿En cuál de los carriles quisiera correr usted? Seguramente, si pudiera escoger se pararía en el que tiene menos obstáculos y los zapatos más cómodos, ¿verdad?

Ahora traslade el ejercicio a la vida laboral de una persona. En un país como Colombia tendríamos que poner el desempleo representado como una barra en todos los carriles. Pero esa barra tendría que estar más alta en el carril en el que corre una mujer, ya que el desempleo en mujeres es en promedio 5 puntos porcentuales superior al de los hombres. Represente ahora el embarazo y los hijos como una porción del carril hecha de piedra, en la que hay que ir más lento o parar de correr, como es el caso de muchas mujeres, que o no vuelven a conseguir empleo luego de ser madres, o no pueden hacerlo porque no tienen quien cuide sus hijos, o deben emplearse con menor salario. Y por último imagine situaciones de la vida que equivaldrían a que el carril de atletismo se mueva solo o a que tenga un piso muy suave y fácil de transitar, como podría ser, por ejemplo, para quienes han tenido el privilegio de estudiar lo que les gusta, en los mejores lugares y de escalar posiciones en compañías que dan bonos y grandes beneficios, como es el caso de muchos CEO, que son en su mayoría hombres.

Ahora pregúntese: si el punto meta es el que representa el requisito básico para acceder a una pensión, ¿le parece razonable que a todos los participantes les exijan recorrer la misma distancia para llegar a la meta? Si respondió que no, ya comprendió por qué las mujeres se pueden pensionar 5 años antes que los hombres. Ahora bien, con todos esos obstáculos, ¿es justo que las mujeres tengan que cotizar las mismas semanas que los hombres y, además, en 5 años menos? Si contestó que no es justo es porque ya le quedó claro que igualdad es el concepto que hace referencia al deber que tienen un Estado y una sociedad de brindar las condiciones necesarias para que cada persona pueda disfrutar de los derechos que le permitan vivir dignamente, sin que las características que la hacen diferente se conviertan en un obstáculo para ello.

O sea, exigir igualdad no implica desconocer las diferencias ni pretender homogenizarnos, sino garantizar que esas diferencias no se traduzcan en discriminaciones. Ahora bien, si usted respondió que sí le parece justo, le dejo estas cifras de la OIT: en América Latina y el Caribe, la tasa promedio de participación en el mercado laboral es de 84 % para las mujeres y 93 % para los hombres mientras viven solos/as. Esta se convierte en 69 % y 94 %, respectivamente, cuando viven en pareja; y en 58 % y 96 % cuando viven en pareja y tienen hijos. ¿Ahora sí o lo explico con plastilina?

Claudia Isabel Palacios Giraldo

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