Tregua en la protesta

A quienes piden desmontar el Esmad les pregunto si entonces habría que desmontar la protesta social.

Es preciso depurar una y otra vez para sacar lo mejor de esta situación de turbulencia social en la que nos encontramos. Pero para poder depurar es mejor un ambiente de calma que uno de agitación permanente como el de la última semana. Algo claro hasta ahora es que hay una insatisfacción de una parte significativa de la ciudadanía, pero también es claro, por los testimonios que se ven en medios, en redes y en las conversaciones cotidianas, que algunos deben su insatisfacción a la desinformación que pulula en todas partes, a la falta de conocimiento sobre lo que el Gobierno hace, a los prejuicios sobre lo que no hace y/o a la falta de comprensión sobre las funciones de cada uno de los poderes públicos y de las limitaciones fiscales del país. Y, claro, hay un montón de hechos puntuales que son razones de peso para ese descontento, como casos de corrupción, de abuso de la fuerza, de inseguridad, de falta de celeridad en aplicar soluciones de bienestar básico para las personas más vulnerables, pero nada de eso se soluciona bloqueando vías y siendo parte de una realidad, por desgracia inevitable, que es el efecto de unos cuantos violentos que también participan en la legítima protesta social.

Por mera estrategia, quienes ejercen el liderazgo de dicha protesta deberían evitar arrinconar al Gobierno, pues este no puede quedar reducido a que cualquier cosa que haga se entienda como una rendición para parar el caos callejero. Además, si bien muchos se han manifestado en vías públicas, con cacerolas desde sus ventanas, o por redes sociales, aún son más quienes no lo hacen. Algunos quizá porque aunque quisieran no tienen tiempo o no se pueden dar el lujo de dejar de trabajar para poder salir a protestar; pero, sin duda, muchos no lo hacen porque están convencidos de que esa no es la vía para solucionar los problemas que nos aquejan como sociedad. Y esa porción de la población que no marcha ni golpea trastos, pero que se hace escuchar con su silencio, también debe ser tenida en cuenta por quienes salen a las marchas callejeras.

A los que hacen peticiones de mayor calado, como, por ejemplo, constituyente, hay que sugerirles que demuestren primero en las urnas que tienen las mayorías como para proponer un proyecto de tal magnitud; y que no usen la actual Constitución como excusa de su pobre capacidad de ejecución… menos aún, por anticipado.

Mal haríamos con acabar o debilitar una institución que vela por la seguridad de la población. Lo que hay que hacer es erradicar el uso abusivo de la fuerza que ejercen algunos de sus miembros

A los que piden la renuncia del Presidente, les hablo como ciudadana que no votó por Iván Duque, pero que cree no estar sola al decir que eso no impide reconocer que su triunfo fue contundente y legal, aunque estuviera alimentado en parte por el miedo a Petro o por el fervor a Uribe. De manera que no haber votado por él no significa que estemos a favor de desinstitucionalizar el país ni de romper el orden democrático. 
Ahora bien, el Presidente debe escuchar más y más pronto a quienes están inconformes con su gestión, aún más que a los que siempre lo respaldan.

A quienes piden desmontar el Esmad les pregunto si entonces habría que desmontar la protesta social porque hay unos cuantos violentos que se infiltran en ella. He sugerido en anteriores columnas no manifestarse en las calles porque esto suele terminar en violencia, cosa diferente a lo que sería apoyar que se prohíba radicalmente la protesta social, pues mientras esta sea pacífica y proporcionada frente a los derechos de los ciudadanos que no protestan, es un derecho que debe ser garantizado. Igual entonces pasa con la Fuerza Pública. Mal haríamos con acabar o debilitar una institución que vela por la seguridad de la población. Lo que hay que hacer es erradicar el uso abusivo de la fuerza que ejercen algunos de sus miembros.

Así las cosas, bien vendría una tregua en la protesta callejera, y que los que no respaldamos esta forma de lucha también nos hagamos sentir.

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