Mujer en primer lugar

Del poder de decidir el número de hijos por tener depende el impulso del progreso en el mundo.

Del poder de decidir el número de hijos por tener depende el impulso del progreso económico y social en el mundo. Así de contundente es la conclusión del informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) sobre el estado de la población 2018. Algunos dirán que el Unfpa descubrió el agua tibia, pero nada más necesario que resaltar esa obviedad, dado que, no obstante la lucha de décadas para que las parejas tengan acceso a la información que les permita decidir sobre su reproducción, este es aún un derecho negado a gran cantidad de la población.

En Colombia, esto se hace evidente al comparar el número de hijos por mujer con el acceso a información sobre derechos sexuales y reproductivos, que, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud más reciente (2015), es insuficiente para el 83,5 % de las mujeres.

En Antioquia y Caldas, departamentos de menor fertilidad –1,5 hijos por mujer–, el 5,1 % de las mujeres no tienen acceso a métodos de planificación, en contraste con el 6,3 % en los 23 departamentos donde la tasa de fecundidad es de entre 1,6 y 2,5 hijos, con el 13 % en los 7 donde la fecundidad está entre 2,6 y 3,9, y con el 38,4 % en Vaupés, donde la fecundidad supera los 4 hijos por mujer. Esta estrecha relación entre posibilidad de planificar y maternidad evidencia que la maternidad no es el instinto primario de cada mujer. Algunas no quieren ser madres, otras solo quieren serlo cuando se sientan preparadas para ello y unas más lo aceptan solo porque no tienen la opción de no serlo, pues no poseen dinero para comprar algún método de planificación, o hacerlo las estigmatiza. Otras piensan en abortar, pero no pueden porque, en contra de la ley, personal médico apela a sus creencias religiosas para hacerlas sentir mal por tan siquiera preguntar. Les violan así un derecho… en un país aconfensional.

Quienes destacamos los perjuicios de esta realidad no somos proaborto, como muchos nos llaman, sino ‘pro mujer decide’, cosa bien distinta. El domingo, este periódico publicó los testimonios de mujeres que decidieron tener sus hijos a pesar de que, por haber sido picadas por el mosco que transmite el zika, el pronóstico fue que nacerían con serios problemas de salud. Mi admiración para ellas, cuyo deseo de ser madres las llevó a aceptar los inevitables cambios en la vida que debe afrontar cualquier mujer que dé a luz un hijo que requiera muchos cuidados médicos y especial formación educativa. Es innegable que nadie se prepara para criar un hijo con discapacidades, todos esperamos que nuestros hijos nazcan con sus funciones físicas y mentales en óptimo estado. Por eso, mi respeto también para quienes ante el mismo pronóstico decidieron abortar, dura decisión que algunas veces deja marcas en el cuerpo y el alma.

De las mujeres, históricamente, se ha esperado que prioricen a su esposo, hijos y padres. Eso está bien solo si esa es la voluntad de la mujer, pero la evolución nos muestra que mientras más puedan decidir, más eligen ponerse ellas en primer lugar, y los hechos nos demuestran que esa es la mejor decisión no solo para ellas, sino para la sociedad. Una mujer que asume la maternidad a conciencia se compromete a formar ciudadanos de bien. Encuentro en el hecho de que el 50,5 % de los nacimientos de nuestro país sean no planeados, y de ellos casi un 30 % no deseados, la explicación a que haya tanto colombiano delincuente. Por cierto, para esos delincuentes, algunos de los mismos que se dicen provida solo porque rechazan el aborto, piden largas condenas de cárcel, una forma de abortarlos de la sociedad. ¿Eso es ser provida?, ¿en serio?

Insumo: este año, el ICBF ha recibido 1.762 niños para ser dados en adopción, 1.000 ya tienen familia asignada. Entre los 762 que no la tienen está el grupo de los que presentan condiciones médicas especiales o discapacidades.

CLAUDIA ISABEL PALACIOS GIRALDO

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