Corrección razonable

Ley para que madre y padre puedan distribuir los días de licencia parental es un ajuste razonable.

La ley que hace dos años amplió a 18 semanas la licencia de maternidad ha jugado en contra del empleo para las mujeres. Así lo concluye el estudio ‘Consecuencias no esperadas de la ampliación de la licencia de maternidad. El caso de Colombia’, de la exconsejera presidencial para la mujer Ana María Tribín y de las también investigadoras Carmiña Vargas y Natalia Ramírez.

Y es que las cifras de desempleo del Dane evidencian un aumento de 0,3 % en la brecha de desempleo entre hombres y mujeres, después de la entrada en vigor de la ley. De manera que el proyecto de ley para que madre y padre puedan distribuir a su discreción los días de licencia parental que hoy tienen ambos (126 ellas y 8 ellos) es un ajuste razonable para corregir el efecto negativo inesperado de la ley de 2017.

Sin duda, esto implicará costos para las empresas, pero solo si sus empleados son mayoritariamente hombres, pues deberán darles licencia remunerada por un periodo superior al contemplado hoy. Pero si tienen equidad de género en la contratación, lo esperable es que haya una compensación del pago de la licencia a los hombres, dado que el pago de la licencia a las mujeres tendría que tender a disminuir. Además, así empezarían a aprovechar más el talento femenino, que hoy desperdician por no contratar tantas mujeres como hombres, no obstante que ellas tienen mayores niveles de estudios.

Las mamás gallinas y algunos otros podrán decir que esto desnaturaliza los roles de género, ya que por siglos el cuidado de los hijos ha recaído sobre las mujeres, mientras que el sustento ha sido responsabilidad de los hombres. Pero como el mundo ya cambió –tener presente que la jefatura femenina de los hogares colombianos aumentó 36 puntos en los últimos 14 años–, las leyes deben ponerse al día con esos cambios, para que las costumbres y las ideas se vayan ajustando a la realidad.

¿A qué costumbres me refiero? A las de las empresas y a las de los hombres en su rol como padres. Aunque ya hay muchos que cambian pañales, preparan teteros y juegan con sus hijos, ese grupo es pequeño frente a las necesidades. ¿Cuáles? Que los/as hijos/as tengan un vínculo más estrecho con sus papás (hombres) para que, como lo concluyen varios estudios, sean adultos más seguros, entre otras cosas. ¿Cuál otra? Que se reparta más equitativamente el trabajo doméstico, pues, según ONU Mujeres, mientras que los hombres hacen 10 horas de este a la semana, las mujeres, 25, lo que las deja con menos energía para trabajar fuera de casa o les quita herramientas para aspirar a trabajos mejor remunerados y de mayor responsabilidad. Y la cultura por cambiar en las empresas va en el mismo sentido, pues muchas siguen viendo la licencia de paternidad/maternidad como un tiempo de descanso, sin reconocer que además de ser un periodo de un trabajo muy demandante (lactancia, trasnochos, etc.), es un tiempo fundamental para el bienestar de los niños y niñas, que las empresas deberían ver como un aporte a la salud física y mental de la sociedad que por otras vías revertirá en un mejor desarrollo económico y, por lo tanto, las beneficiará.

Desde luego que en un país donde la mayoría de las empresas son pymes, la capacidad de garantizar este nivel de seguridad social es limitada; por tanto, el proyecto debe incluir las cláusulas que les permitan hacer un tránsito razonable al cumplimiento de la ley.

En Latinoamérica, con la que nos podemos comparar, aún no hay suficientes ‘experimentos’ en este sentido, pero está bien ir a la delantera de las leyes que permitan que eso de la equidad de género, que casi todos compartimos, pase del discurso políticamente correcto a los hechos.

CLAUDIA ISABEL PALACIOS GIRALDO

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